
A partir de entonces empiezan a aparecen otras personas que se suicidan y dejan el mismo mensaje. Hasta su madre, que está en una residencia, se hace con un bisturí mata a un celador y con su sangre escribe el mismo mensaje.
Se habla de la maldad, los curas de l’Opus se hacen cargo de su madre, pero consigue escapar, para llevarse el hijo que Amaia tiene al principio del libro.
Los ambientes y los escenarios son los mismos con algún matiz de la primera novela, pero la lluvia continua siendo una constante igualmente.
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