El hombre que nunca les haría daño a nadie, de
Roger Rubio, es una novela de transporte público (capítulos cortos) que se lee
rápido y que no puedes dejar de leer.
La única cosa que me tambalea bastante es la visión
que tiene de los chicos que estudian en los escolapios de Sarriá. No sé si el
autor fue a este colegio peri fui monitora y tuve chicos de ésta escuela, son
chicos de casa buena pero ni hijo de políticos, ni gente que quiere que los
hijos tengan buenos contactos, veo algunos prejuicios.
Que la escuela esté en Sarriá no significa lo que
da a entender. He conocido a gente con mucho dinero y con interinas en casa en
una escualo pia que no está en Sarriá.
En relación a la trama: Fèlix Olivares es un gran
lector de género negro que le gusta planificar asesinatos pero no ejecutarlos.
Hasta que un día pone uno en práctica i sin querer cree haber muerto mucha
gente por una única acción. Él es un hombre gris que pasa desapercibido en el
trabajo aunque sea el de RRHH.
Dimite del trabajo y explica que se presentará como
culpable. Pero los inspectores, que llevan el caso de Brenda (o Helena Gomáriz,
como se llama en realidad), no entienden porque se presenta como culpable.
A partir de entonces, empiezan a aparecer otras
muertes en relación a la chica, como explica Olivares.
Pero alguno cosa no cuadra con su declaración
porque éste hombre no le haría daño a nadie.
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